Hacienda se plantea
pagarla en metálico para tener un gesto con el colectivo.
El Gobierno está metido de lleno
en la preparación de los Presupuestos Generales del Estado para 2015, el último
año de legislatura. La bajada del IRPF es la medida estrella de las cuentas del
año próximo. Esa rebaja de impuestos, a su vez, impide alegrías de gasto e
inversión en un contexto de reducción del déficit. Dentro del poco margen
existente, uno de los objetivos prioritarios de Hacienda es tener un gesto con
los funcionarios, según fuentes del Ejecutivo. El Gobierno estudia la
posibilidad de empezar a devolver la paga extra que se suprimió en 2013 y
hacerlo en metálico.
La supresión de la paga de
Navidad de 2012 fue una de las medidas adoptadas en julio de ese año junto con
la subida del IVA y los recortes en las prestaciones por desempleo al comprobar
el Gobierno que el déficit se le iba de las manos pese a la fuerte subida del
IRPF y los duros recortes aprobados nada más llegar al poder. Varias sentencias
obligaron después a distintas administraciones a devolver unos días de la paga
suprimida por la retroactividad del decreto.
Ya al adoptar la medida, el
Gobierno dijo que su plan era compensar esa supresión a partir de 2015 mediante
aportaciones a planes de pensiones. Por eso, Hacienda trata de cuadrar las
cuentas para evitar que al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, pueda
achacársele el incumplimiento de otra promesa, más aún en año electoral y
tratándose de un compromiso que afecta a un colectivo tan numeroso.
Además, el Ejecutivo se está
planteando empezar a devolver esa paga en metálico y busca margen para esa
partida en los presupuestos del año que viene. Entre los argumentos para ese
cambio están que el efecto directo inmediato sobre la economía de un pago en
metálico será mayor que el de una aportación a pensiones, mientras que ambos
computarían por igual en el déficit. Dado que hay poco margen para estimular la
economía con gasto e inversión en un contexto de reducción del déficit y de
rebaja del IRPF, en el Gobierno consideran que un pago en metálico serviría
mejor para apuntalar la recuperación de la demanda interna. En un contexto de
inflación mínima o en negativo. Hacienda se inclina por mantener la congelación
de las retribuciones, con lo que este pago permitiría tener un gesto con el
colectivo. El pago en metálico se notaría en el bolsillo de los funcionarios y
empleados públicos, a diferencia de una aportación a pensiones.
La idea que manejan en Hacienda,
según fuentes del Ejecutivo, es no devolver toda la paga extra de golpe, lo que
supondría un aumento bruto de gasto del 7,7% en esta partida, sino en más de un
ejercicio. Seguiría así el camino marcado con la rebaja del IRPF, que se va a
repartir en dos años. En todo caso, la decisión final no está tomada todavía.
En los Presupuestos de 2015,
además, se aplicará por primera vez la fórmula que limita la revalorización de
las pensiones. Aunque faltan por conocerse algunas estimaciones, esa fórmula
dará un resultado negativo, con lo que se aplicará el suelo y la subida de las
pensiones será del 0,25%. El gasto en pensiones, sin embargo, crecerá bastante
más por el aumento del número de pensionistas y por el efecto sustitución: las
prestaciones de los nuevos jubilados son mayores que las de los pensionistas
que se mueren. Este año, en que el Gobierno decidió subir las pensiones un
0,25% sin siquiera usar la fórmula, el gasto en pensiones está creciendo a un
ritmo del 3%, aproximadamente. Las cuentas de la Seguridad Social siguen muy
tocadas (y lo seguirán en 2015) por ese aumento del gasto y porque la creación
de puestos de trabajo apenas ha permitido mejorar los ingresos por
cotizaciones. Las rebajas de sueldos, las bonificaciones como la tarifa plana y
el empleo a tiempo parcial lastran la recaudación.
En otra de las grandes
partidas de gasto, el Gobierno sí espera continuar con el ahorro en
prestaciones por desempleo, que ya se viene produciendo este año. En cuanto a
los gastos financieros, el incremento de la deuda hasta niveles récord
contrarresta el ahorro por la rebaja de los tipos de interés de las nuevas
emisiones. Con respecto a las inversiones, se esperan pocas alegrías aunque
2015 sea año electoral. No hay mucho dinero y, además, cortar cintas e
inaugurar obras no se considera ya tan rentable electoralmente.
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