Y como vieron que resistía, fueron a llamar a otro elefante. Los ecos de esa canción infantil se ven en la actitud del legislador español que para atajar el gasto público y dar respuesta urgente y eficaz a los exigencias de seriedad de la Unión Europea , va recortando nóminas, ampliando jornadas laborales, reduciendo derechos sociales, y lanzando globosondas para comprobar si el tejido funcionarial seguirá soportando el tsunami. Ahora se anuncia la supresión de la paga extraordinaria, lo que podría ser admisible si se extendiese a todo el sector laboral, dentro y fuera de la Administración Pública. Tal y como comenté en un anterior post poco derecho hace falta saber para comprender que si la Constitución afirma que “Todos contribuirán al sostenimiento de las cargas públicas mediante un sistema tributario justo”, ni vale que “los gastos de todos” los pague una parte (los funcionarios), ni vale que se fijen medidas lineales ( supresión de toda la paga cuando funcionarios los hay de muchas categorías y retribuciones). Otro viernes negro se avecina.
1.En esta línea la recientísima Sentencia del Tribunal Constitucional portugués considera que los recortes adoptados con empleados públicos y pensionistas contravienen el principio de igualdad en la dimensión de la proporcionalidad pues comportan un sacrificio desorbitado de un sector de la población. Aquí tenéis la sentencia, cuyo apartado mas esclarecedor es el siguiente:
Aliás, quanto maior é o grau de sacrifício imposto aos cidadãos para satisfação de interesses públicos, maiores são as exigências de equidade e justiça na repartição desses sacrifícios.
A referida situação e as necessidades de eficácia das medidas adoptadas para lhe fazer face, não podem servir de fundamento para dispensar o legislador da sujeição aos direitos fundamentais e aos princípios estruturantes do Estado de Direito, nomeadamente a parâmetros como o princípio da igualdade proporcional. A Constituição não pode certamente ficar alheia à realidade económica e financeira e em especial à verificação de uma situação que se possa considerar como sendo de grave dificuldade. Mas ela possui uma específica autonomia normativa que impede que os objetivos económicos ou financeiros prevaleçam, sem quaisquer limites, sobre parâmetros como o da igualdade, que a Constituição defende e deve fazer cumprir.
2. No puedo menos e traer a colación un conocido artículo de la revista el Jueves de 21 de Marzo de 2012, num.1817,y de triste actualidad. Se titula significativamente: ” No disparen al funcionario”.
Los funcionarios son esos señores y señoras que un buen día aprobaron una oposición en busca de un empleo estable. Su sueldo era seguro, pero escasito. Es más, cuando estalló ese tsunami de falsa prosperidad y este país se llenó de nuevos ricos, su sueldo, en comparación, era claramente una puta mierda. No obstante, la gran ventaja que tenían (esto lo valoran ahora) era que nadie se metía con ellos: en todo caso, si alguien les señalaba, era para compadecerse de su pobreza.
-Mira ese pringao: veinte años en la Administración , y gana al mes la cuarta parte de lo que yo saco en mi empresa sólo en horas extras.
Pero un día la crisis estalló y España, que estaba a punto de adelantar a Francia, según ZP, luego de haber pasado a Italia, empezó a irse al carajo. Resulta que la economía de este país se había basado casi única y exclusivamente en una burbuja inmobiliaria que nadie quiso pinchar a tiempo, y, cuando explotó, lanzó de golpe contra las oficinas del INEM a tres millones de parados. La recaudación fiscal cayó en picado y, como al mismo tiempo aquí se había despilfarrado en obras absurdas lo que no está escrito, corrupciones aparte, la deuda y el déficit se dispararon, se empezó a hablar de quiebra y el gentío volvió la cabeza hacia los culpables de tanta ruina: los jodidos funcionarios, que cada mes se llevan a casa su sueldo calentito, un sueldo que ahora, en comparación con tanto “ni-mileurista” como hay, es muy apetecible.
“¡Es que la partida destinada al pago de las nóminas de los empleados públicos no deja de crecer!”, protesta el gentío. Y lleva razón: tanto en la Administración Central , como en la Autonómica y la Local , cada día hay más gente colocada a dedo y más asesores. Los funcionarios de carrera, o sea, por oposición, no crecen porque sus bajas ya no se cubren, pero cada vez hay más enchufados.
Los gobernantes lo tienen muy fácil a la hora de estrangular a los funcionarios: el gentío ha sentenciado que hay que ir a por ellos. el gentío no distingue entre el burócrata que no da un palo al agua en su negociado (¿para qué estará la inspección, oyes?) y el médico que no da abasto en urgencias, y los dos son funcionarios. por eso los empleados públicos lo van a pasar francamente mal en lo que queda de crisis. ¡les van a recortar hasta la calderilla!
-A ver, usted que tenía diez trienios, a veinte euros el trienio, va a pasar a tener cinco, a diez euros la unidad.
-¿Lo qué?
-Es que Bruselas nos ha dicho que a partir de ahora cada trienio tenga seis años. ¡Todo sea por rebajar el déficit, hombre, no ponga esa cara!
Si por el gentío fuera, incluso habría que fusilar a muchos funcionarios al amanecer, así nos ahorraríamos hasta sus futuras pensiones. Pero tampoco hay que pasarse. A no ser que el déficit se resista, claro.
3. No deja de ser irónico que un colectivo como los mineros, generosamente tratado, subsidiado y mimado por subvenciones y prejubilaciones adopte medidas de fuerza impropias de un país civilizado y que posiblemente tendrán su fruto ( la ley de la fuerza) mientras que un amplio colectivo como es el funcionarial, pese a su volumen y tener la llave de paralizar el país, además de razón (la fuerza de la Ley ) demuestra un admirable y monacal civismo y sacrificio. Así y todo, no puedo menos de recordar a Cicerón por aquello de: Quousque tandem abutere, Catilina, patientia nostra?
4. No puedo menos de recordar igualmente el caso zanjado por Sancho cuando tuvo que desempeñar el papel de juez en la ínsula Barataria. Disfrutad con el asunto y entenderéis la oportunidad de citarlo:
A este instante entraron en el juzgado dos hombres, el uno vestido de labrador y el otro de sastre, porque traía unas tijeras en la mano, y el sastre dijo:
—Señor gobernador, yo y este hombre labrador venimos ante vuestra merced en razón que este buen hombre llegó a mi tienda ayer, que yo, con perdón de los presentes, soy sastre examinado, que Dios sea bendito, y poniéndome un pedazo de paño en las manos, me preguntó: «Señor, ¿habría en esto paño harto para hacerme una caperuza?». Yo, tanteando el paño, le respondí que sí; él debiose de imaginar, a lo que yo imagino, e imaginé bien, que sin duda yo le quería hurtar alguna parte del paño, fundándose en su malicia y en la mala opinión de los sastres, y replicome que mirase si habría para dos. Adivinele el pensamiento y díjele que sí, y él, caballero en su dañada y primera intención, fue añadiendo caperuzas, y yo añadiendo síes, hasta que llegamos a cinco caperuzas, y ahora en este punto acaba de venir por ellas: yo se las doy, y no me quiere pagar la hechura, antes me pide que le pague o vuelva su paño.
—¿Es todo esto así, hermano? —preguntó Sancho.
—Sí, señor —respondió el hombre—, pero hágale vuestra merced que muestre las cinco caperuzas que me ha hecho.
—De buena gana —respondió el sastre.
Y sacando encontinente6 la mano de bajo del herreruelo mostró en ella cinco caperuzas puestas en las cinco cabezas de los dedos de la mano, y dijo:
—He aquí las cinco caperuzas que este buen hombre me pide, y en Dios y en mi conciencia que no me ha quedado nada del paño, y yo daré la obra a vista de veedores8 del oficio.
Todos los presentes se rieron de la multitud de las caperuzas.
Del blog de derecho publico Sevach.
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