1º.- Ponemos a parir a los funcionarios, para que la opinión pública esté en contra (una larga campaña en los medios).
2º.- No se convocan ni ofertas de empleo público ni promoción interna para cubrir vacantes (tasa de reposición = cero).
3º.- Alegamos que la “falta de efectivos” hace que la administración no pueda realizar sus funciones ("no hay dinero").
4º.- Ya está. Ya podemos contratar a una empresa privada (amigotes) para que haga el trabajo de
los funcionarios, y si esto no es posible, pues echamos mano de los socorridos
"asesores" que son esos señores que sin haber aprobado unas
oposiciones cobran un sueldazo mensualmente de las arcas públicas, y que
"casualmente" son designados de forma "digital" y sin más
méritos que ser amigos o parientes de alguien del partido político de turno. (de estos últimos se
estima que hay casi 20.000 en España, y su coste roza los 900 millones de
euros anuales)
EL RESULTADO:
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