La actual sede del Tribunal Supremo de
Justicia no fue la ubicación del mismo hasta 1878, año en el que se instaló en
este antiguo Convento de las Salesas, junto a la Audiencia de Madrid, tras adaptar
el edificio a sus nuevas funciones.
El Convento de la Visitación de Nuestra
Señora, conocido como Las Salesas Reales, tiene su origen en una idea concebida
por la reina Bárbara de Braganza, esposa de Fernando VI, de fundar un colegio
residencia para la educación de doncellas nobles, regentado por la rama
femenina de la Orden de San Francisco de Sales.
Una vez inaugurado el edificio y
consagrada la Iglesia, se convirtió en un convento que recibió a nobles
religiosas y educandas, y que incluyó entre sus muros una residencia palaciega
para la reina en previsión de una posible viudedad, acontecimiento que no
sucedió, aunque si fue enterrada en la cripta de Las Salesas hasta que se labró
su cenotafio definitivo.
El movimiento revolucionario que puso
fin al reinado de Isabel II, dio al traste con la institución docente. Con la
desamortización civil y eclesiástica, el Estado se incautó del edificio, y por
RD de 27 de octubre de 1870 se convirtió en palacio de justicia, por ser este
local el más adecuado por condiciones y situación para albergar esta alta
institución.
El 5 de mayo de 1915 el palacio quedó
destruido por un incendio salvándose la Iglesia de Santa Bárbara y quedando
solamente utilizables para su reconstrucción los muros de carga, fachadas y
travesías.
Para la reconstrucción del edificio, el
Gobierno promovió un concurso estatal de proyectos. Pero tras ser declarado
desierto, la obra fue encargada a Joaquín Rojí López-Calvo, por Real Orden de
enero de 1918. Las obras de reconstrucción comenzaron en 1921 y terminaron
cinco años después, en 1926, conservándose lo esencial del viejo Monasterio sin
destruir su estructura interna de patios y galerías, inspirándose en el estilo
dieciochesco del original.
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